Arturo Benedetti Michelangeli – Ravel: Concerto for Piano and Orchestra in G Major, M. 83 (Edición Limitada)

Vinilo de 180 gramos a 45 RPM

Desde hace décadas, pianistas y otros músicos aclaman la grabación de este concierto, sólo disponible en vídeo. Para Devialet era de suma importancia publicarlo como disco. Mientras buscábamos la grabación en vídeo en los archivos de la BBC, tropezamos con la cinta estéreo analógica que había caído en el olvido. La utilizamos para revivir esta velada histórica llena de emoción.

Londres, 11 de abril de 1982. El público expectante frente al Royal Festival Hall esperaba que el extraordinario Arturo Benedetti Michelangeli -el pianista que cancelaba sus conciertos en el último momento si consideraba que ninguno de los dos pianos con los que viajaba podía reproducir los colores que su mente y sus dedos pintaban- tocara esa noche. Los técnicos de sonido de la BBC se preguntaban si les permitirían instalar sus micrófonos y cámaras. El director de orquesta Sergiu Celibidache se oponía rotundamente a cualquier grabación, pues consideraba que la música es un arte del momento. En su opinión, los micrófonos no podían reproducir toda la riqueza armónica, ni permitir a los oyentes entender su elección de tempi, que él determinaba en función de los parámetros acústicos de cada momento.

Se necesitaban no uno, sino varios milagros para que el concierto saliera adelante. Todos tuvieron lugar esa noche. El máximo rigor, la visión de la música, la confianza y el entendimiento mutuos entre estas dos figuras legendarias desde finales de los años sesenta.

El pianista entró regiamente en el escenario. En sus manos llevaba un pequeño pañuelo negro. El maestro Celibidache le siguió. Esa noche interpretaban la última obra para orquesta de Maurice Ravel, el Concierto en Sol que el compositor había planeado interpretar él mismo en «los cinco continentes» hasta que su delicado estado de salud le obligó a renunciar al proyecto.

El Adagio Assai, como escribió Ravel, es un homenaje a la escolástica. «Cómo trabajé sobre él compás a compás. Casi me mata». En esta sección, literalmente suspende el tiempo. ¿Y no es ésta la función esencial del Arte: permitir al hombre triunfar sobre el tiempo que pasa y asirse a las constelaciones para apoderarse de una alternativa a su triste destino?